Hasta no hace mucho tiempo, cuando se filmaba una película basada en una novela, procuraba respetarse el hilo argumental de ésta última y, como mucho, los guionistas tan sólo se permitían unas pocas licencias. Por citar un ejemplo cualquiera, en la versión cinematográfica de ‘Lo que el viento se llevó’ es perfectamente reconocible la obra literaria de Margaret Mitchell. Sin embargo, el negocio del cine ha cambiado y ahora interesan otras cosas.
Así lo apuntaba alguien tan autorizado como Francis Ford Coppola en una entrevista hace unos años al decir: “Ya no se hacen dramas. A los estudios sólo les interesan las franquicias”. Quería significar con ello que, cuando se proponen rodar una película basada en una novela, lo único que les interesa de ella son los derechos legales sobre la idea para luego desarrollarla como les plazca.
En consecuencia, los resultados cinematográficos se parecen muy poco a la historia original. Y todo ello es aplicable a ‘Guerra Mundial Z’, la cinta estrenada hace poco y que ha sido dirigida por Marc Forster y protagonizada por Brad Pitt, Mireille Enos y David Ellison entre otros. Porque entre ella y el libro del mismo título del que procede ?escrito por Max Brooks, a la sazón hijo del director Mel Brooks y de la actriz Anne Bancroft- cualquier parecido es pura coincidencia. La novela carece de protagonista o, de serlo alguien, es el propio autor, que realiza una serie de entrevistas a personas de toda condición para que le cuenten sus vivencias durante la guerra contra los zombis. Ésta ha terminado hace unos años con la victoria de los humanos.
Sin embargo, en la película, Gerry Lane (Brad Pitt) es un antiguo investigador de la ONU que vive con su esposa y sus dos hijas en Filadelfia cuando, en todo el mundo, comienzan a aparecer los zombis. Tras poner a aquéllas en lugar seguro, colaborará con el Gobierno de Estados Unidos investigando esa especie de pandemia para vencer en la guerra que acaba de iniciarse.
Es decir, mientras la novela nos sitúa en un escenario posterior al conflicto para mostrarnos éste a través de testimonios, la versión cinematográfica se centra en las peripecias que el protagonista vive durante el mismo. Y es que la aventura vende mucho más que una sucesión de entrevistas. Pero, con ello, se pierde el mensaje fundamental del libro: la crítica al mundo actual, construido sobre cimientos de barro y al que los zombis solamente sirven para dar la puntilla.
Pero, con ser esencial, no es esa la única diferencia. También cambia la idea motriz de la trama, aquella que le sirve de motor. En la obra de Brooks no existe, lo único que hay es una serie de personas que narran sus testimonios para la posteridad, para que las generaciones futuras conozcan por fuentes directas “los recuerdos personales de unos individuos parecidos a ellos” y que han sufrido el conflicto. Sin embargo, en la película, todo el argumento se desarrolla sustentado por la idea de encontrar el origen de la epidemia para así poder crear una cura que acabe con ella. En consecuencia, hace falta un héroe (Gerry Lane/Brad Pitt) que luche por la supervivencia de la Humanidad. A la vista de todo ello, podemos decir que la versión cinematográfica no se parece en nada al libro. No es de extrañar que el propio Brooks haya manifestado respecto a su participación en el guión de la película: “Nunca fui parte del proceso creativo. Nadie me lo ofreció o me preguntó. Y la razón es económica. Con semejante presupuesto (más de ciento cincuenta millones de dólares) no van a dejar que alguien sin experiencia en escribir una superproducción firme el libreto”. Por tanto, los que habéis leído la novela no esperéis hallar algo parecido en la película, aunque ello no significa que sea mala. Es una cinta de aventuras que toma de su fuente el título y la idea. Nada más.
Fuente: ‘El País’.
Fotos: Donostia Kultura.
‘Guerra Mundial Z’ no se parece a ‘Guerra Mundial Z’ es un post de AreaLibros
